Nos recibió el jefe del poblado, un nuba robusto y grandote vestido con una galabea. Nos invitó a sentarnos con él ofreciéndonos té.
Le comunicamos que queríamos asentarnos durante un tiempo en la zona. Nos ofreció su
hospitalidad. Dimos una vuelta por el poblado que se encontraba, para nuestra sorpresa vacío, o así lo parecía.
A esta hora del día, con un sol abrasador, nadie salía de sus casas. Teníamos curiosidad por conocer la zona antes de montar nuestro campamento. Por lo que decidimos adentrarnos para explorar el territorio. En nuestros mapas, habíamos constatado que en esta región situada al sud-oeste de la provincia de Kordofan, existían tres poblados: Kau, Nyaro y Fungor, equidistantes a pocos kilómetros entre ellos. Salimos pues, dirección Nyaro. El paisaje que se abrió ante nuestros ojos era formidable. Una llanura poblada de Baobas, estos magníficos árboles grises, con sus ramas que parecen raíces buscando el cielo, y entre ellos la aparición de estos seres totalmente desnudos, sus cuerpos pintados con crestas de plumas en la cabeza, fuertes, esbeltos, se encaminaban hacia nosotros...
La impresión fue de estar en otro planeta. Cuando nos rodearon, comenzaron a gritar ¡mafi sura! ¡Sura grush! (nada de fotos, fotos dinero) Nos sorprendió su agresividad. Parece ser que últimamente, una organización alemana de turismo, ha conseguido esporádicamente, traer grupos reducidos de turistas alemanes a la zona, los cuales para sacarles fotos, les pagan dinero por ello. Estos Nubas, son agresivos, orgullosos, mal encarados, pero de lo más interesantes. Decidimos acampar a una distancia prudencial del poblado entre tres Baobas.
Me rodearon tres Nubas, y uno de ellos me tiró del pelo, lo encaré mirándole directamente al los ojos, seria y con firmeza, levanté la mano marcándole distancia. Comenzaron a reír desenfadadamente. Pienso, que por mi figura, pensaron que era una joven soltera. Luego mas tarde, supieron que Antonio era mi marido e Iván mi hijo y su actitud cambió radicalmente, mostrándome gran respeto. Decidimos sacar las cámaras de fotografía y cine, pero sólo para fotografiar el paisaje. Cuando se plantaban frente a nosotros para que les hiciéramos una foto, los ignorábamos. No entendían nada. Les pedimos que nos ayudaran a montar la empalizada de paja entorno al campamento y fueron de lo mas diligentes.
Nos rodeaban con curiosidad, observando como sacábamos nuestros utensilios (hamacas, esteras, mesitas etc.) y los instalábamos en lo que iba a ser nuestra casa. Reían, comentaban, exclamaban cada vez que algo les sorprendía. Al día siguiente, a las 6 de la mañana, ya estaban visitándonos de nuevo. Se cerco un árabe, oficial de la zona, dándonos dos días para dejar el territorio, ya que en nuestros permisos, no especificaba esta región. Antonio salió al día siguiente con el Unimog grande a Abu Gubeiha, que se encuentra a unas 80 millas de distancia, el lugar mas cercano donde hay un puesto del gobierno. Al anochecer, ya estaba de vuelta con los permisos en orden. Ahora comienza la difícil tarea de ganarse a esta gente. Antonio se dedica a salir de caza y lleva cada día a dos o tres de ellos. Mas tarde, les regala parte de la caza. Muestran gran interés por el rifle y escopeta de Antonio, disponen de unas armas muy viejas coloniales, así que Antonio les regala de vez en cuando algún cartucho. Tienen que andarse con mucho cuidado, pues la pólvora de estos cartuchos, podría reventar sus viejas armas.
Yo me dedico a curar a los enfermos asistida por Iván, que desaparece por el poblado buscando hacer amigos. Sólo les pagamos por los huevos y la leche que nos facilitan.
Fantástico Iván... sana envidia la que siento cuando leo tus aventuras.
Gracias por seguir nuestra aventura Africana Barry
stanno distruggendo i nuba senza pieta',ma voi avete dato la possibilita' ai nuba,e al mondo intero di recuperare attraverso le vostre immagini fatte veramente con il cuore,tutto quello che gli anno e ci anno distrutto anche a noi abitanti del mondo,non ci sono parole per descrivere tutto il bello che avete fatto