Los casquetes decorativos de cera de abeja de los nuba, siempre nos llamaron poderosamente la atención por su forma y belleza.
La utilidad de estos cascos es múltiple, por un lado, son un buen aislante térmico, a modo de gorro para soportar las tremendas temperaturas de esas latitudes que alcanzan con facilidad 45ºC a la sombra.
Por otro lado, les resultan muy prácticos en las peleas rituales de brazalete, ya que la cera sirve para contener y cauterizar las hemorragias que se producen con los cortes en el cráneo de los guerreros.
En tercer lugar, es un reclamo estético en los bailes de apareamiento, ya que lo adornan con plumas y pigmentos de diversos colores, dando un aspecto muy atractivo y elegante a los Nuba.
La técnica es bien sencilla: primero aplican la cera a mano y seguidamente, con gran precisión, perfilan el contorno deseado con un cuchillo, luego consiguen una textura de puntos, aplicando un cepillo de madera a modo de rastrillo sobre el cráneo.
Finalmente decoran el casquete espolvoreando carbón vegetal (si quieren un acabado de color negro) o pigmentos rojizo, azul o amarillo.
Este proceso les toma entre 35 o 45 minutos más o menos y se ayudan entre ellos para realizar un buen trabajo.