Una de las costumbres más bellas y misteriosas de los Nubas de Nyaro son sus danzas de apareamiento que se suceden durante las lunas de Abril.

El baile comienza al atardecer y termina cuando oscurece, estas danzas constituyen un ejemplo del culto por lo femenino que profesa esta tribu.

En el interior de la cabaña central de los consejos, permanecen sentados unos 20 o 30 jóvenes luchadores, armados con sus bastones de combate, mantienen el semblante concentrado y tiemblan, sollozan presos de las más extrañas convulsiones.

En este estado de concentración liberan sus emociones internas, el miedo contenido en sus peleas rituales y el trance inducido por la percusión de los tambores que no paran de resonar en el baile de apareamiento.
La tensión crece y en un determinado momento, dos de las jóvenes bailarinas aspirantes entran en el recinto y continuando su movimiento, colocan su luciente muslo en el hombro de un luchador de su agrado que permanece inmóvil, sentado, de manera que su sexo quedará a la altura del rostro del hombre y la mujer se aferra a las cañas de la choza batiendo todo su cuerpo al ritmo de la música. El hombre permanece impasible y continúa su trance meditativo.
Esta elección no significa un paso definitivo, ya que el joven elegido tendrá que luchar y manifestar su valía personal, su conocimiento, habilidad y entereza para hacerse realmente merecedor de la joven.
Los ancianos y ancianas, así como las mujeres adultas que ya tuvieron un vástago, participan con su presencia, en silencio, de lo que fue un momento tan significativo en sus vidas.

El resto de las mujeres ( pueden llegar a ser 80 o 90 chicas ) continúan en el exterior de la cabaña un baile magestuoso, nunca he contemplado pasos de danza tan bellos, sus cuerpos desnudos, untados de aceite, hacen que parezcan perfectos, libres.