Después de pasar un buen verano en Asturias, Madrid y Barcelona visitando al resto de la familia, regresamos al continente africano

9 de octubre 1976
Antonio y su hermano Pedro toman la delantera y viajan de España a Jartum

23 de octubre, llegamos Ivan, Pedrín ( el hijo de mi cuñado Pedro ) y yo. Hicimos noche en Ginebra antes de coger el avión a Sudán.
Ivan está un poco celoso de mi atención a Pedrín, no está acostumbrado a compartirme con otro niño. Para quitarle hierro al asunto, decido hacerle esta broma: le digo que es un pecoso-celoso mientras le hago cosquillas y todos nos empezamos a reir.

Esta temporada, se animan a acompañarnos Pedro y su hijo, que es de la edad de Ivan y me alegro por ello, pienso que así, Ivan tendrá un amigo con quien jugar y compartir sus aventuras.

Esta vez no estoy dispuesta a salir de viaje sin que contratemos un cocinero y un mecánico para que nos ayuden con las tareas diarias.
No quiero pasarme todo el viaje con la cabeza metida en la cocina, sin ver la luz, sin enterarme de nada, ocupándome solamente de lo salutífero de los alimentos y del filtrado del agua.
Para Antonio también es importante tener apoyo, pues el mantenimiento de los camiones es una labor bastante dura, así se lo hice saber y si no estaba dispuesto a conseguir ayuda, me volvería a España.
Por fín accedió y contratamos a dos sudaneses nubios: Salaj y Osman.

El 5 de noviembre salimos de Jartum a las 5:30 de la madrugada destino el Obeid.

Durante estos 13 días que hemos permanecido en Jartum, me he dedicado a conseguir los permisos necesarios para las zonas que nos interesa recorrer y avituallar los camiones con comida, agua y gasóleo para el largo viaje.

Antonio, encuentra siempre alguna excusa para no hacerse cargo de conseguir los permisos: que si está agotado... que si le duele la espalda... Babetina tú lo harás estupendamente... etc. etc. De forma que no me queda otro remedio que enfrentarme sola a la clase gobernante del país...


Me llevo a Ivan conmigo, con la intención de que me respeten al verme con mi hijo, pero los muy astutos, rápidamente le dan orden al secretario para que entretengan al niño con unos caramelos.

En el despacho donde me atendieron, la situación resultó cómica...
Yo necesitaba los permisos, por lo que con mucho disimulo hago ver que no me doy cuenta de nada, manteniendo la mesa siempre por medio, cuando él se me acerca, yo me coloco del otro lado.. Es absurdo, no hacemos más que corretear alrededor de la mesa, hasta que al final consigo salir con mis permisos bajo el brazo, dejando al sudanés jadeante por la persecución de la presa.

El día 8 a las 6:30 de la madrugada llegamos a el Obeid (Antonio conduce el unimog grande, yo el pequeño y Salaj su land rover) por el camino sufrimos dos pinchazos en el unimog grande. En el Obeid, repostamos, pasamos el control policial de la zona y partimos de nuevo el dia 9 a las 6:20 dirección kadugli.

A las dos horas de viaje, se rompió el remolque. Pedro y Salaj, salieron a las 11 de la mañana de vuelta hacia el Obeid y no regresaron hasta las 7:30 de la tarde. Les costó mucho encontrar las piezas que hacían falta para la reparación del trailer.

Dia 10 a las 10:30 de la mañana a las 24 horas del accidente, el remolque estaba reparado y presto para reemprender la marcha.. Viajamos todo el día y paramos a dormir cerca de kadugli.

El tramo más difícil ha sido entre Ondurman y el Obeid, son zonas de mucha arena que nos obligaban a circular por una vía estrecha, atravesando las plantaciones de mijo.

De el Obeid a kadugli, también bastante arena y zona de sabana muy desagradables de andar por los hierbajos con pinchos que se pegaban por todas partes. Preciosos baobas. A 200 kilometros de kadugli, te encuentras con una asombrosa y magnífica carretera asfaltada, de lo más agradable para circular, era el único tramo asfaltado, en un país, cuyo tamaño es 5 veces España!