La técnica del piercing realizada tradicionalmente por los Nubas Masakin consistía en practicar unas pequeñas perforaciones en el cuerpo con una especie de aguja muy afilada para colocar posteriormente un abalorio decorativo que embellecía sus cuerpos.
Generalmente preferían ponerse estas alhajas, realizadas con pequeños fragmentos de materiales varios y trozos de huesos de animales, en los lóbulos de las orejas, fosas nasales, cejas, labios y ombligo.
Las diferentes culturas del mundo, a veces desconocidas por las sociedades más avanzadas, son la cuna de estas prácticas.
El piercing, como rito o señal de pertenencia a una tribu y la creencia de que los defendería de malos espíritus o tragedias, según qué se colocaran y en qué zona del cuerpo lo hicieran, es para estos Nubas una práctica iniciática y en muchos casos les provocaba graves infecciones y dolor.
La alteración voluntaria del aspecto físico se considera una forma de expresión no verbal, que sirve como vehículo de disímiles informaciones del individuo y revela el grupo al que pertenece, la edad, el sexo, la personalidad, el status y el rol social del que las emite.
El «nuevo» cuerpo es un reflejo de los sentimientos e imágenes que desea suscitar el individuo al resto de los miembros de la tribu.